23 DE ENERO DE 1919
Las protestas en la Oficina Salitrera Domeyko, en la Provincia de Antofagasta, dejan 1 MUERTO y varios heridos.
20 a 27 DE ENERO DE 1919
Una rebelión obrera en Puerto Natales, Magallanes, deja un saldo de 10 MUERTOS y 20 heridos. Debido a las condiciones de los obreros en las labores de la zona, junto a la influencia de elementos anarquistas, se desarrollan graves enfrentamientos entre los trabajadores y fuerzas policiales.
LAS VÍCTIMAS
(www.coyunturapolitica.wordpress.com, 16 ene. 2009, extracto original (textual))
Muertos
Resultaron inmolados en esta lucha formidable los siguientes compañeros: Juan Saldivia A., José Therán, Carlos Viveros y Alejandro Muñoz.
Heridos
José Espinoza, Pedro Ruiz, José Labra, Ramón Mansilla, Ignacio Torres, Hidalgo Vargas, Alfredo Vásquez, Enrique Espinoza, Manuel Catelicán, Abraham Vásquez, Pedro Pérez, José Chodil, Juan Ruiz P., José García, Isaías Latorre V., Ignacio Millalonco T., José Gálvez.
De los verdugos de uniforme, los carabineros, cayeron 4 muertos debido a las balas vengativas del pueblo.
También se encuentran dos heridos, y un lacayo de los capitalistas, el segundo administrador del Frigorífico de Bories.
BOLETIN DE "EL TRABAJO"
"Los sucesos sangrientos de Puerto Natales", Punta Arenas, enero 24 de 1919.
(www.coyunturapolitica.wordpress.com, 16 ene. 2009)
“Informaciones particulares que tenemos a la vista nos aseguran que el culpable de los hechos luctuosos habría sido el Administrador Mister Kidd. Agregan las noticias que el compañero Carlos Viveros, secretario del Sub-Comité de Natales fue muerto de un balazo por el Administrador del Frigorífico de Bories. Cuatro obreros muertos y 18 heridos”.
Escribimos este Boletín bajo la impresión dolorosa por las noticias llegadas hasta nosotros.
Los compañeros de Natales se declararon en huelga el Lunes al medio día haciendo peticiones justas por la enorme carestía de la vida.
Todo se había arreglado satisfactoriamente, y aceptadas las peticiones de nuestros compañeros.
El movimiento se había desarrollado tranquilo y el Jueves por la mañana los obreros volvían a sus faenas gozosos del triunfo alcanzado. Pero nadie contaba con el despotismo de del tiranuelo del Administrador Kidd, éste, y cuando todos los obreros se encontraban en su trabajo empezó a despedir obreros sin causa que lo justificara. El reclamo de nuestros compañeros se hizo sentir, entonces, el maldito, el canalla rastrero de Kidd, se convirtió en una fiera, y no quizo discutir con palabras, sinó con hechos, y esta discusión fue tranquila por parte de nuestros compañeros y la justicia que estos reclamaban exasperó a la hiena de Kidd: desenfundó el revólver y se vió caer al compañero Carlos Viveros muerto de un balazo.
De nuestros compañeros hay cuatro muertos y 18 heridos.
De los verdugos hay cuatro muertos y dos heridos y el segundo administrador del Frigorífico de Bories.
Los nombres de nuestros compañeros caídos son: Carlos Viveros, José Theran, Alejandro Muñoz y Juan Saldivia. Los nombres de los heridos aún no los tenemos.
Ante estos hechos que enlutan a la organización obrera, protestamos enérgicamente. Los compañeros caídos son los héroes de nuestra causa.
Y los verdugos que han mordido el polvo, su caída es la expiación de sus infamias.
En “El Trabajo” del domingo daremos más detalles".
La Redacción .
90 AÑOS DE "LOS SUCESOS DE PUERTO NATALES"
(www.opinionsur.cl, ene. 2009)
El 23 de enero se cumplieron noventa años de los “ Sucesos de Puerto Natales”.
En 1919 en aquella fecha las tensiones entre el capital y el trabajo terminaron en un día de mucha violencia en la naciente ciudad de Ultima Esperanza. Ya estaba en pleno funcionamiento el Frigorífico Bories y en construcción otro que se conocería como “ Natales
El poblado era muy pequeño, vivían en él alrededor de 1500 habitantes, cifra que crecía al llegar los meses de las labores ganaderas. La vida era difícil para quienes optaban por quedarse a trabajar. No había casas habitaciones, la alimentación era cara pues los fletes eran monopolizados por la firma Braun y Blanchard, también propietaria del principal establecimiento comercial del villorrio.
En el campo y los frigoríficos estaba el control de la empresa Sociedad Explotadora Tierra del Fuego, perteneciente al “holding” de la inglesa Duncan Fox, cu ya sede central estaba en Valparaíso.
Organizaciones poderosas
Los operarios eran en su mayoría migrantes chilotes, empleados en las labores de mayor sacrificio (campañistas, esquiladores, matarifes, etc) en tanto, en los trabajos de mayor especialidad (construcción, mecánicos, electricistas, chóferes y otros) eran operarios desplazados por la crisis económica en los años del fin de la Primera Guerra Mundial, desde la zona central de Chile, preferentemente de Concepción al sur. Sumados a ellos una cuota de extranjeros como alemanes, yugoslavos, argentinos y españoles.
Los sindicatos fueron fuertes y disciplinados en esta parte de Chile. La Federación Obrera de Magallanes era poderosa no sólo en recursos económicos, si no también en su capacidad de negociar.
El punto de quiebre se da a partir de la prolongada huelga que estalla en los campos magallánicos en diciembre de 1916. La Federación, llama a todos los trabajadores de los campos magallánicos a viajar a Punta Arenas. Los cronistas cuentan de la impactante entrada a la ciudad de los obreros provenientes de Ultima Esperanza, llegaban a caballo o a pié, sumando cerca de mil. Desde el 1º de diciembre de 1916 hasta el 16 de enero, no hay nada que lamentar en cuanto a desórdenes, terminado el conflicto todos regresan a producir.
Las autoridades de Magallanes se preocupan porque en un gran comicio organizado en la Plaza Muñoz Gamero el día 29 de diciembre de 1918 por la Federación Obrera hubo lenguaje violento y se vieron flamear muchas banderas rojas. El diario “Chile Austral” habla de lo inusual de la manifestación “ nos chocó el uso de carteles subversivos, que era la primera vez que se usaban para manifestaciones populares en nuestra ciudad, banderas rojas…armas y procederes que el obrero chileno no estaba acostumbrado a usar”. Concluye el periódico en su edición del 8 de enero de 1919…” La idea de tal proceder no era nuestra, como decimos, vino de afuera y en forma declarada de rebelión”.
Lo sucedido en Natales unos días más tarde verificaría la presunción del cambio en el accionar de los dirigentes de los trabajadores afiliados a la FOM. El sub delegado del gobierno en el poblado, Mayor Luis Bravo Aranda, verificó con preocupación como los obreros se proveían de armas. La Federación en los días previos al 23, enviaba piquetes de sus afiliados armados para detener cualquier intento de llegada de tropas desde Punta Arenas, que vendrían por territorio argentino, al no haber camino que comunicase a ambas ciudades.
Anarquistas en Natales
El taxista Pedro di Pardo, llegó el día anterior con el salesiano Víctor Durandó; al estacionar frente al Hotel Royal fue interceptado por un grupo de huelguistas. Uno de sus dirigentes increpó al asustado curita hacia el interior del auto ¡ ese zángano a qué viene… aquí no queremos frailes!. Di Pardo lo llevó al interior del Hotel, edificio que por mucho rato estuvo amenazado de ser incendiado. Todavía el antiguo hotel está el pié al lado del Casino en la calle Magallanes.
La reacción anticlerical de los sindicalistas obedecía a su pertenencia a la ideología del anarquismo, que tenía como enemigos al Estado y a la Religión. Todos los dirigentes de los obreros natalinos en 1919, habían llegado desde la zona central o eran extranjeros.
Carlos Viveros Bello, el máximo dirigente, tenía 32 años, fogonero, había llegado junto a Enrique Espinoza Espinoza (37), maestro pintor, de la zona carbonífera de Lota, ambos con una sólida formación y disciplina anarquista. Su llegada a Magallanes fue por encargo de su organización para difundir la “ Idea”. A ellos se agregaron Jose Terán (28) maquinista, originario de Victoria; el italiano Angel Legnazzi; el español Manuel Martínez (20) de la ciudad de Redondela; el electricista Oscar Zañartu (36) de Chillán; Cándido Campos (21) Vigo, España y Jeronimo Cvitanic(22) croata. Había dos personajes ligados a la federación natalina que no eran anarquistas, más bien de orientación socialista, ellos eran Luis Ojeda González( 23) puntarenense y el practicante Ismael Villarroel ( ex armada, originario de Valparaíso).
El día 22 de enero en presencia del subdelegado y el representante de Braun y Blanchard, Corfitz Anderesen se había llegado a un acuerdo - a pié forzado - en orden a rebajar los precios de las mercaderías y los fletes. La rebaja lograda era de un 30 %. Con los carniceros también se acordó bajar los precios de sus productos. Los dirigentes de la Federación se reunieron con los dueños de Pensiones y Hoteles, quienes aceptaron rebajar el precio de las habitaciones. Todo estaba listo para el retorno a trabajar al día siguiente.
Esperando el tren
Pero no todo era optimismo. Al subdelegado Bravo y a los ejecutivos de Braun y Blanchard les preocupaba la no llegada de tropas a reforzar el contingente de fuerza pública (policías y carabineros) que no sumaban más de 15 efectivos. La Federación tenía control sobre los habitantes; nadie podía salir ni llegar a Puerto Natales sin su conocimiento y salvoconducto. A la salida de las asambleas de la Federación (Bulnes esquina Ladrilleros) la pirotecnia de balazos indicaba el poder de fuego de los federados. Las asiladas de los muchos prostíbulos de este pueblo de hombres solos, habían sacado sus ahorros, pues se comentaba en los “salones” la pronta reducción a cenizas de los almacenes de Braun y Blanchard, adjuntos al Banco.
El segundo turno partió en el trencito al Frigorífico Bories después de las 13.00 horas de ese día jueves 23. Al llegar esperaba el tren mister Williams Leslye kidd, administrador del Frigorífico, quien pidió explicaciones por la demora. Viveros le respondió, que no partía por esperarlo a él, que estaba reunido con el subdelegado. Prometió se trabajaría sobretiempo. Cuando el tren y los operarios permanecían esperando el desenlace del diálogo, aparecieron cinco carabineros sin armas, corriendo desde un cuartel al lado de la portería, hacia un camino que conducía al lado norte del Frigorífico. La reacción fue inmediata, cuando Enrique Espinoza, gritó ¡ A ellos!.
Sangre en el frigorífico
El primer uniformado alcanzado fue Adolfo Zapata (20) natural de Traiguén. Su muerte fue dramática, pues lo mató de un fierrazo en la cabeza un amigo de infancia, obrero del frigorifico, obligado por las amenazas de sus compañeros. El otro alcanzado fue Juan de Dios Cid Salvo (30) carabinero destinado en Cerro Castillo, a quien se le acusaba de haber golpeado al amansador, Luis Alvarado, hasta provocarle la muerte en septiembre de 1917. El tercer carabinero, Modesto Godoy Gallegos ( natural de Nacimiento) recibió un balazo en el muslo que le cercenó la vena femoral. Los carabineros Cortez y Farías, lograron escapar y llegar malheridos a la sección tonelería donde se harían fuertes junto a otros dos carabineros y el personal inglés, dirigidos por mister Kidd. Previamente había tenido que dejar en la Sala de Máquinas al sub administrador Somerville Wood (24, australiano), quien recibiera una bala de Carlos Viveros, mientras se producía la persecución a los carabineros y la discusión en la portería aumentaba de tono
Luis Ojeda el dirigente obrero, escribe desde la cárcel, un folleto sobre los hechos. Al referirse a la persecución y muerte de los carabineros, nos describe ese momento dramático “Los gritos lastimeros y los ayes de dolor que proferían las infelices víctimas, conmovían el fondo del alma, más no por eso dejaban en su empeño de ultimarlos los verdugos, que a semejanza de fieras furiosas no se apartaban de su presas, hasta lograr despedazarlas”.
La irracionalidad y la violencia se desencadenan. Terán avanza con el tren hasta colocarse frente a la tonelería. La estructura de fierro serviría de parapeto e iniciar el asalto final para terminar con carabineros e ingleses. El primero en caer gravemente herido es el maquinista. Tocando pitazos y a toda máquina retrocede, hasta la portería de Bories donde muere. En la mitad del patio quedan Viveros y Espinoza, observados por alrededor de 50 de sus seguidores. Podrían haber retrocedido, avanzar era ir hacia la muerte redentora, el suicidio altruista, para lo cual estaban preparados. Carlos Viveros recibe un balazo que le corta la carótida. Espinoza queda tendido con un boquete en su hombro, morirá el día domingo 26.
Las fechorías del Fachurias
Los atacantes al observar el poder de fuego de la tonelería, recogen sus muertos y prometen volver a Bories mejor pertrechados y eliminar hasta el último ladrillo del edificio. Al llegar a Natales el movimiento sin sus principales dirigentes, da lugar a líderes espontáneos como Froilán Vásquez , llamado “Capitán Machete”, Luis Rivera un niño de 15 años, alias “El Fachurias”, Isaías Latorre “El Caleuche” y los dirigente secundarios del anarquismo como Segundo Vergara, Jerónimo Cvitanic ( encargado de expropiar y suministrar las armas). A las 15.00 ya se conoce la noticia de la muerte de los dirigentes de la federación. Los obreros que salen desde el Frigorífico Natales hacia Borie, saquean e incendian los grandes almacenes Braun Y Blanchard, asaltan el cuartel de policia y el juzgado y preparan el ataque al cuartel de Carabineros, ubicado a la entrada del pueblo al lado del chorrillo “ Natales”.
La defensa del cuartel de Carabineros está al mando del cabo Belisario Fritz Silva (27) natural de Los Sauces, lo acompañan otros tres uniformados. Deberán enfrentar el acoso durante cuatro horas de más de un centenar de sitiadores. Al iniciarse el intercambio de tiros es herido de muerte el carabinero Efraín Riquelme (27) proveniente de San Carlos.
Sólo se rinden los uniformados cuando llega a las cercanías del cuartel un grupo de voluntarios de la Cruz Roja con una gran bandera a cargo del subdelegado Bravo. Quedarán bajo la protección del organismo mediador. Posteriormente, los sobrevivientes, serán considerados héroes, llevados a Santiago para ser condecorados y recibir una pensión vitalicia. El cabo Fritz pasará a ser oficial de Carabineros.
En el asalto al cuartel han caído muertos tres obreros: Alejandro Muñoz de 21 años proveniente de Concepción, Ramón Mansilla (21) puntarenense y Juan Valdivia Alderete (24) de Castro. Al examinar muertos y heridos el doctor Daniel Acuña, le llama la atención que muchos de los atacantes han sido ultimados por balas del calibre disparadas por compañeros de bando, señal evidente de la escasa preparación para el combate.
El Ejército imaginario
Cuando ya cae la tarde en el local de la Federación se velan los muertos. En una sala adjunta una acalorada discusión sobre el destino del movimiento. Dirige la asamblea el practicante Villarroel, quien será vital para aplacar los impulsos de los obreros dispuestos a salir a destruirlo todo. Lo que si está claro que no entregarán las armas, serán guardadas en el barretín de Cvitanic, para ser usadas cuando lleguen los refuerzos militares que vienen destino a Natales por mar. Estos llegan el domingo 26 al muelle de Bories, quedan al mando del mayor Bravo y por orden del Gobernador del territorio coronel Luis Contreras Sotomayor se declara el Estado de Sitio en el poblado.
Los muertos de ambos bandos son sepultados. Los heridos trasladados a Punta Arenas. Aquellos más comprometidos en los hechos parten hacia la frontera con Argentina, eludiendo a batallones del ejército trasandino que han venido a detener al supuesto “ejército de revoltosos”. Los diarios tanto de Santiago como de Buenos Aires anuncian en grandes caracteres el avance de 500 maximalistas salidos desde Natales para marchar sobre Río Gallegos. El 27 de enero el Juez Oscar Miranda Aguirre inicia el sumario a petición del gobierno. El día 6 de febrero el magistrado se instala a bordo del “ Alejandro”, ubicado en el muelle de Natales, inicia los interrogatorios. El día 20 de febrero de 1919 declarará reos por los delitos de homicidio, sedición, incendio, lesiones, robos y desacatos a veintinueve ciudadanos natalinos.
El juicio durará cuatro años y la defensa de los presos estará a cargo del abogado-poeta Julio Munizaga Ossandón, quien en sus alegatos sostenía que la reacción de los obreros era por el alto precio de los medios de subsistencia lo que generó “el fermento de la exacerbación social”.